Según archivos históricos se deduce que donde hoy se encuentra la ermita de la Virgen de Belvis, en el siglo XI existió un poblado de moros llamado Borja-Famel (Bella Vista), que el rey Alfonso IX mandó construir y repoblar y como es natural, fue repoblado por cristianos.

Construyeron una pequeña iglesia que dedicaron a la Virgen, poniéndole el nombre del poblado, Bella Vista, que después se descompuso en Bel-vis.